Viernes, 23 de junio de 2023
En pocos meses no hay un solo ciudadano que no haya oído hablar del hidrógeno verde. Esta tecnología se ha colado cada vez que los planes de transición energética salen a la luz. Más allá de la solar fotovoltaica, la eólica o la hidráulica. Ahora también es el turno de una modalidad sobre la que poco a poco se sabe dónde va a estar;en qué tiempos;y para qué será utilizada en el futuro.
Europa quiere instalar hasta 2030 unos 40 gigavatios (gw) de electrolizadores: es el sistema que genera hidrógeno. España tiene previsto desarrollar el 10% de esa cantidad. De hecho, hace apenas una semana, el Ministerio de Transición Ecológica ha concedido 100 millones de euros en ayudas a proyectos innovadores de grandes electrolizadores. Es programa está incluido en el PERTE ERHA (renovables e hidrógeno verde) y busca impulsar tanto el desarrollo de demostradores de electrólisis como iniciativas de integración real de electrolizadores de gran capacidad en entornos industriales.
El programa ha adjudicado ayudas por importes de 10 y de 15 millones a siete proyectos en cinco comunidades autónomas: Andalucía (tres), Comunidad Valenciana, Asturias, Galicia y Castilla-La Mancha. Un total de 60 millones han correspondido a iniciativas en zonas de Transición Justa, como los entornos de las antiguas centrales térmicas de Carboneras (Almería), Meirama (A Coruña), o del complejo termoeléctrico de Aboño (Asturias), entre otros.
Los electrolizadores son los dispositivos clave en todo el proceso de generación de hidrógeno verde. Son los aparatos que sirven para separar las moléculas de agua en los átomos de oxigeno e hidrógeno que las componen. Para conseguirlo, es necesario utilizar energía eléctria ya que los enlaces entre estos dos elementos son muy estables. A partir de ahí, se logra una división en un proceso denominado electrólisis. El hidrógeno generado se almacena como gas comprimido o se licúa para su uso en industrias o en pilas de combustible de hidrógeno, que pueden alimentar de electricidad a medios de transporte como trenes, barcos e incluso aviones. Por su parte, ell oxígeno generado en paralelo se libera a la atmósfera o puede almacenarse para su uso posterior como gas médico o industrial en algunos casos.
Tecnología de futuro
Las grandes compañías energéticas ya se han puesto en marcha para desarrollar estos planes. Habrá inversiones en proyectos de hidrógeno heterogéneos: centros de electrólisis; puntos industriales y de transporte en activo donde se habilitará el uso de esta materia prima; planes de reconversión de zonas afectadas por el cierre de antiguas centrales de carbón... Y todo ello, con inversiones y, por tanto, empleo para las zonas, muchas de ellas de la España vacía.
Uno de los electrolizadores más grandes del mundo se encuentra en Fukushima (Japón), en el lugar donde se produjo el desastre nuclear tras el tsunami de 2011 que arrasó la zona, incluida la planta eléctrica. En su momento, ya implicó un cambio de paradigma en la producción de energía ya que se alimenta con paneles solares. Recientemente, en enero de 2021, el electrolizador japonés fue superado con creces por el de Bécancour (Canadá), un dispositivo de membrana polimérica con una producción de 8,2 toneladas diarias.
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