Los biocombustibles pueden ser de primera, segunda, tercera o cuarta generación, en función del origen de su materia prima. Son beneficiosos porque tienen un carácter renovable y generan un nivel de emisiones netas de C02 durante su ciclo de vida que es hasta un 90% inferior al de los combustibles fósiles. Además, el uso de residuos para su fabricación promueve la economía circular y reduce el impacto de dichos residuos en el medio ambiente.