Jueves, 27 de febrero de 2025
La sostenibilidad abre un amplio abanico de opciones en el empleo del futuro. En un contexto en el que la descarbonización es una prioridad, los perfiles con las denominadas green skills o capacidades verdes se han convertido en un recurso esencial para las empresas. Se trata de habilidades que permiten a las personas implementar prácticas sostenibles en sus empleos y fomentar un impacto positivo en el medioambiente. Aunque todavía hay una brecha entre la oferta educativa y las necesidades del mercado, la industria de energías sostenibles y todos los aspectos vinculados con la sostenibilidad no solo prometen ser un motor de empleo, sino también una oportunidad para quienes buscan generar un impacto positivo en su desarrollo profesional. De hecho, un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Tendencias Mundiales de Empleo Juvenil apunta a que la economía verde podría generar alrededor de 24 millones de puestos de trabajo para 2030. Solo en España, a finales de 2019, este sector ya aportaba más de medio millón de empleos, representando el 2,5% de la ocupación total.
Bajo esta premisa, cada vez es más frecuente que empresas y organizaciones incorporen la figura del Chief Sustainability Officer (CSO) o director de sostenibilidad, un cargo directivo que integra esta dimensión en la estrategia financiera y comercial de la compañía. Su papel es fundamental para vertebrar la economía circular de las empresas ante el triple desarrollo económico, social y medioambiental. Su rol va más allá de la gestión ambiental: identifica las oportunidades y los riesgos vinculados a la sostenibilidad, traduce esos análisis en propuestas concretas, además de poner en marcha estrategias y proyectos que no solo reduzcan su impacto en el planeta, sino que también generen valor para la empresa y la sociedad.
Además de este puesto directivo, son muchos los nuevos perfiles que surgen para adaptarse a las últimas demandas del mercado. Según un estudio elaborado por ManpowerGroup y Moeve, el 55% de los nuevos empleos requerirán competencias vinculadas a la transición energética. Este informe pone otro dato sobre la mesa. España será el país que genere más puestos de trabajo vinculados a moléculas verdes, con una estimación de 116.000 en esta década y 181.000 hasta 2040, lo que supondrá el 11% del empleo total generado en la Unión Europea y el Reino Unido.
En un mercado laboral cada vez más orientado hacia la sostenibilidad, casi un tercio de los trabajadores del sector energético –el 31%– cuenta con estudios de formación profesional, tal y como sostiene el informe “Mercado de Trabajo en el sector Energético” elaborado por Ranstad Research. Para responder a esta transformación laboral, Moeve, en colaboración con Repsol, Endesa, Naturgy, el Club Español de la Energía y ManpowerGroup, ha puesto en marcha el Hub de Energía Verde, una iniciativa público-privada, impulsada por la Secretaría General de Formación Profesional del Ministerio de Educación, FP y Deportes, con la que desarrollar las competencias profesionales necesarias para este cambio.
Este Hub se enfocará en identificar perfiles clave en el sector, diseñar programas formativos actualizados y establecer sistemas de acreditación que mejoren la empleabilidad en este ámbito, reforzando la conexión entre empresas, educación y tecnología.
Asimismo, la transición energética también genera empleos indirectos en toda la cadena de valor de las empresas. En el año 2022, el sector de las energías renovables cerró con 130.815 empleos, de los cuales 50.492 fueron indirectos, tal y como publica la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA).
Más allá de las nuevas necesidades, la transición medioambiental exigirá que los profesionales adquieran las citadas green skills e integren la sostenibilidad en sus funciones. Te presentamos los diez empleos verdes más demandados:
Un consultor de logística sostenible apuesta por reducir el impacto ambiental de las operaciones de transporte y logística, diseñando estrategias y programas enfocados en el uso de energías renovables para descarbonizar la movilidad y en la eficiencia energética de los centros de almacenamiento.
Su principal labor es actuar como intermediario entre los productores y consumidores, gestionando aspectos como el etiquetado, el embalaje del producto, los costes de contratación y transporte, o la creación de condiciones óptimas para el almacenamiento eficiente.
En el ámbito financiero y empresarial, este es un perfil que se ocupa de desarrollar estrategias financieras en línea con los criterios ESG -del inglés environmental, social and governance-, es decir, los factores ambientales, sociales y corporativos que se tienen en cuenta a la hora de invertir. Además, supervisa el cumplimiento de normativas y requisitos de sostenibilidad por parte de las empresas.
Estos profesionales ofrecen servicios de gestión y asesoramiento a empresas, organizaciones e instituciones, ayudándolas a reducir su impacto y a cumplir con la legislación vigente. Su labor es clave para guiar a las compañías en su transición hacia modelos más sostenibles. Si bien su campo de acción es amplio, los sectores donde su presencia es más relevante incluyen la industria, la construcción, la agricultura y el turismo.
El ecodiseño implica integrar criterios en el desarrollo de los productos para reducir al máximo su impacto ambiental. En 2024, la Unión Europea adoptó nuevos requisitos de diseño destinados a los fabricantes para cumplir con ciertos estándares ambientales. En este contexto, el ecodiseñador desempeña un papel clave al incorporar estos principios en la concepción y desarrollo de productos más respetuosos con el medioambiente utilizando ciertos criterios como un menor peso y espacio para su transporte, materiales más sostenibles, empaquetado que genere menos residuos, etc.
Ante un enfoque cada vez más extendido de viajar y explorar nuevos destinos de forma responsable y tratando de minimizar el impacto en el medioambiente, la economía, las sociedades locales y el patrimonio cultural, surgen figuras como la del técnico de turismo sostenible. Su misión es contribuir a la conservación de los recursos naturales y culturales, promoviendo prácticas que favorezcan el equilibrio entre turismo y sostenibilidad.
Este profesional actúa como mediador entre la creación y el consumo cultural. Entre sus labores se encuentra la de integrar la sostenibilidad en los proyectos culturales y artísticos, así como la de concienciar y asesorar a la sociedad, a las instituciones y a las empresas del sector en el desarrollo de iniciativas culturales sostenibles.
Dado que la tecnología es una aliada clave en la transición hacia la sostenibilidad, el analista de soluciones tecnológicas sostenibles desempeña un papel fundamental en I+D+i. Se encarga de identificar las actividades perjudiciales para la empresa y transformarlas en soluciones más sostenibles y eficientes desde su diseño y planificación hasta su implementación. En esta línea, nace en las empresas la tendencia de aplicar la filosofía green digital en sus proyectos.
Este tipo de perfil tiene como función principal garantizar la reutilización, reparación y reciclaje de los productos y los materiales en las compañías, organizaciones e instituciones. Se encarga de analizar el ciclo de vida de los productos para amortiguar su impacto, reduciendo el desperdicio y gestionando de manera eficiente los residuos.
Los ingenieros en renovables tienen un papel fundamental en el despliegue e integración de este tipo de energías, en un contexto en el que el hidrógeno verde y los biocombustibles están llamados a ser un eje para impulsar la inversión y la creación de empleo.
Estos profesionales se encargan de desarrollar soluciones a partir de fuentes renovables, aplicando las mejores técnicas y diseñando los sistemas de logística y distribución. Su labor se complementa con la de los ingenieros civiles que, a través del diseño de diferentes estructuras, buscan la eficiencia energética y la sostenibilidad.
Se trata de expertos encargados de impulsar medidas y soluciones para fomentar el uso de medios de transporte más sostenibles que impulsen su descarbonización, abarcando tanto los vehículos como las infraestructuras de carga. Además, diseñan e implementan planes de movilidad que optimizan la eficiencia del transporte y reducen su huella ambiental.
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