Jueves, 21 de marzo de 2024
Fue en una montaña, el monte Sinaí, donde Moisés recibió las tablas con los diez mandamientos. Y otra, el monte Olimpo, donde habitaban las deidades griegas. Y es que el importante papel de las montañas en culturas y religiones a lo largo de la historia es solo una muestra de la admiración ancestral de los humanos por estos imponentes entornos. Y no es de extrañar: las montañas, además de su evidente espectacularidad, cubren alrededor del 27% de la superficie terrestre del planeta y albergan alrededor del 15% de la población animal mundial y 25 de los 34 puntos críticos de biodiversidad del mundo. Y, aunque hoy no se rinde homenaje a las montañas, igual que cualquier otra fecha del año, sí que es un buen día para recordar la riqueza de estos ecosistemas y los beneficios que suponen para el planeta y para las personas.
Las regiones de montaña son el hábitat de una extraordinaria variedad de plantas y especies animales, como el águila dorada, el cóndor andino o el leopardo de las nieves; además de erigirse como hogar de miles de comunidades con culturas, idiomas y tradiciones únicas. Desde los Andes hasta la Cordillera Cantábrica, los montes abrazan identidades ancestrales protegidas en las alturas y enriquecidas por el contacto directo con la naturaleza.
Y, por si esto fuera poco, las montañas proveen de agua dulce a más de la mitad de la población mundial. También ayudan a regular el clima, aparte de mantener, retener y conservar el suelo. Una serie de factores que, pese a las dificultades de las pendientes, favorecen el cultivo de algunas especies vegetales clave para la alimentación o, incluso, para la creación de medicamentos. Y es que, aunque a priori no lo pensemos, existen productos esenciales que se producen en estos paisajes, tales como café, cacao, miel, hierbas, especias o hasta artesanía. Es decir, las montañas, además de ricos ecosistemas, son generadoras de recursos y fuente de salud.
El reciente acuerdo sobre biodiversidad firmado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica de 2022 busca revitalizar y proteger los paisajes montañosos. De hecho, en su resolución trienal sobre el desarrollo sostenible de las montañas, la Asamblea General de la ONU proclamó el lustro 2023–2027 como los “cinco años de acción para el desarrollo de las regiones montañosas”.
Los objetivos principales de esta resolución son atraer subvenciones e inversiones para las montañas, impulsar economías y tecnologías ‘verdes’, crear mecanismos para consolidar la cooperación entre los países montañosos, así como desarrollar la ciencia y la educación en el campo de la sostenibilidad de las montañas para que todos podamos seguir disfrutando de su riqueza y biodiversidad.
Así, la mejora en las prácticas e inversiones basadas en la naturaleza que contribuyan a conservar su riqueza biológica, permitan reducir su vulnerabilidad y protejan las dinámicas ecosistémicas de las especies vegetales y animales que cuidarán la calidad de vida y la salud ambiental a nivel global. Por eso no sólo el Día Internacional de las Montañas, que se celebra cada 11 de diciembre, sino cada uno de los días del calendario son una perfecta oportunidad para aumentar la sensibilización sobre la enorme relevancia de preservar los ecosistemas de altura. Y quizás no haya mejor forma de hacerlo que levantarse del sofá y acercarse al monte más cercano para respirar la magia, casi espiritual, que nos ata a las montañas.
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