Miércoles, 14 de agosto de 2024
A principios de la década de los 60 surgió una corriente global que ponía en práctica una vida comunitaria cuyos pilares eran la autogestión y la cercanía a la naturaleza. Las diferentes crisis sociales, económicas y medioambientales impulsaron estas comunidades que tienen en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992, organizada por las Naciones Unidas, la primera referencia institucional a las conocidas como ecoaldeas.
La comunidad de Findhorn, en el norte de Escocia; The Farm en Tennessee (Estados Unidos) o Damanhur, en la región italiana del Piamonte (fundadas en 1962, 1971 y 1975, respectivamente) fueron las precursoras de este movimiento que poco a poco fue propagándose por el resto del planeta. Su auge provocó que en 1994 se creara una Red Global de Ecoaldeas (GEN) que las englobara a todas. Desde entonces han ido adaptándose a las necesidades del mundo que les tocaba vivir, siempre con la premisa de conseguir una comunidad sostenible.
Su visión común y unas redes comunitarias fuertes son las bases para organizar todo tipo de iniciativas abiertas, además de realizar labores de divulgación sobre el concepto de ecoaldea a través de espacios de demostración y talleres. ¿Cómo funcionan? A nivel interno se convocan y apoyan sinergias entre ellos y reuniones periódicas para transmitir las ideas particulares de cada ecoaldea en busca de una posible aplicación en otros lugares.
Por ejemplo, la Red Ibérica de Ecoaldeas (RIE) organiza cada año encuentros de verano para que, según su definición, al juntarse se renueven energías y se fortalezcan las redes. Un evento nuevamente abierto a todos los públicos para que, durante varios días, disfruten de experiencias, talleres y charlas en estas particulares comunidades.
En España, hay actualmente 11 ecoaldeas. Nosotros te recomendamos visitar una de las primeras en nuestro país, Matavenero. Está ubicada en un valle en León y se fundó en 1989 a partir de un pueblo abandonado. De hecho, sus organizadores consideran que se trata de “un pueblo reconstruido, no una comunidad”, en la que siguen compartiendo cosas de la vida cotidiana, tareas o espacios, al tiempo que coexisten con la propiedad privada y unas economías familiares independientes, hecho que les ha proporcionado reconocimiento internacional. Y por supuesto, no olvides echar un ojo a la programación estival para pasar unas vacaciones diferentes.
El mapa a nivel europeo
Si prefieres salir de España, a nivel europeo también hay una red muy potente. De hecho, la GEN ha elaborado un mapa donde podemos encontrar tanto estas comunidades, como ecoproyectos y otros miembros de las distintas redes locales. Algunos de los enclaves más destacados son:
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