Jueves, 26 de enero de 2023
Tras varias décadas dedicadas a la concienciación y la preparación del cambio, la descarbonización ya está aquí. El proceso al que el ser humano ha confiado gran parte de sus esperanzas para salvar el planeta es una realidad creciente en un mundo que trata de readaptarse a las nuevas circunstancias. Reducir los combustibles fósiles de la actual estructura económica y productiva requiere de un proceso que implica replantear también muchos otros aspectos, desde estilos de vida hasta infraestructuras.
El futuro ya ha llegado. Lo ha hecho de la mano de la implantación de un nuevo modelo energético y los avances que, en paralelo a este cambio, continúen realizándose. Es un futuro con tintes de presente en el que la movilidad será uno de los principales sectores en experimentar cambios. Nuevos paradigmas para nuevas necesidades.
En la lista de infraestructuras a reformar y dotar de nuevas utilidades, espacios como las estaciones de servicio ocupan las primeras posiciones. Ubicadas en lugares estratégicos a lo largo de toda la red de carreteras, estos lugares suponen un descanso en el camino para millones de conductores. Con la llegada de la nueva movilidad y el desarrollo del concepto de eficiencia, las estaciones de servicio afrontan un proceso de optimización que les permita dar respuesta a las nuevas necesidades y ajustar su oferta de servicios a las demandas del futuro.
Digitalizadas, conectadas y automáticas: las gasolineras del futuro
En todo este proceso, la digitalización juega un aspecto clave. Además de habilitarse como un punto de repostaje para nuevas formas de movilidad como vehículos eléctricos o de hidrógeno, estos espacios deben dar un giro hacia la modernidad que haga de ellos lugares actualizados y funcionales. Desde la integración de pago vía plataformas virtuales hasta el desarrollo de aplicaciones basadas en la inteligencia artificial que logren facilitar su uso.
Según el informe Energy Journal, de la consultora estadounidense Oliver Wyman, la próxima década será clave para la transformación de la relación entre gasolinera-cliente-automóvil hacia un modelo en el que la digitalización, los vehículos conectados, el desarrollo de apps y la economía colaborativa cobrarán un papel protagonista. Alejandro Gaffner, socio de Oliver Wyman en España y experto en el sector del transporte y la energía, sostiene que “la transformación digital de las estaciones de servicio es inminente y sus efectos cambiarán el modelo económico del sector”, y añade que “en los próximos años, los operadores que se anticipen al cambio contarán con una importante ventaja competitiva”. Nuevas incógnitas se plantean en el horizonte del que será el nuevo paradigma de las estaciones de servicio del futuro: ¿será necesario bajarse del vehículo para repostar? ¿Y pasar por caja? ¿Tendrán cabida todo tipo de vehículos, desde eléctricos e híbridos, hidrógeno y gas hasta autónomos y compartidos? En esta línea, el informe sobre el futuro del abastecimiento de combustibles (The Future of Fueling. Trend Report) elaborado por Dover Fueling Solutions, recoge que estos conceptos que ahora nos suenan tan futuristas podrían cobrar vida a través de carriles exclusivos para repostar que ofrezcan experiencias digitales sin contacto.
Más allá, el informe de Oliver Wyman vaticina que para el año 2035, la hora punta de actividad en una estación de servicio serán las dos de la madrugada, cuando los vehículos autónomos acudan de forma autónoma a repostar para que los conductores encuentren sus depósitos llenos de cara al día siguiente. Repostajes que incluso podrían hacerse por encargo, y que los clientes pudieran solicitar que su combustible llegara al aparcamiento de su casa u oficina.
Superestaciones de servicio
Si antes una estación de servicio era un lugar donde llenar el depósito y tomarse un café, las estaciones del futuro deben representar la posibilidad de cargar el coche eléctrico al mismo tiempo que entregas o recoges un pedido o haces la compra del día. Un conjunto de posibilidades al servicio de la sostenibilidad y la eficiencia energética. De hecho, en cuanto al ahorro energético en las estaciones de servicio, cabe destacar el proyecto que Cepsa tiene en marcha junto con Redexis para crear la primera red global de energía fotovoltaica en estaciones de servicio de Europa. Este proyecto prevé la instalación de más de 40.000 paneles fotovoltaicos de alta tecnología, con el objetivo de producir más de 32.800 MWh al año, el equivalente al consumo anual de energía de 11.000 viviendas. Otro acuerdo relevante es el firmado con Endesa para crear el mayor ecosistema de recarga eléctrica ultrarrápida de la península ibérica, que prevé la instalación de entre 1.200 y 1.500 puntos de recarga ultrarrápida para 2024 y hasta las 8.600 para 2030 entre España y Portugal.
No hace falta refugiarnos en la imaginación para crear imágenes de estas ‘superestaciones’. La tendencia ha arraigado con fuerza en Europa, siendo Alemania e Irlanda algunos de los países en los que su implantación ha ido más fluida. En Alemania, por ejemplo, algunas estaciones de servicio tienen acuerdos con DHL para tener packstations. Otra iniciativa de éxito que no hace sino reafirmar el camino a seguir es la adhesión de cada vez más estaciones de servicio a la red de la app Too Good to Go para reducir el desperdicio de alimentos.
En España, Cepsa es una de las empresas que lidera la transición hacia la conversión de la estación de servicio tradicional a espacios digitalizados en los que se ofrezcan servicios de multimovilidad, ultraconveniencia y restauración. ¿En qué se traduce esto? Por ejemplo, en la aplicación de la tecnología 5G para optimizar el rendimiento de sus estaciones, la integración de estos espacios con el e-commerce y la entrega de productos a domicilio, o una oferta de productos frescos y restauración. También en ofrecer distintas soluciones para la movilidad, como muestra el proyecto piloto fruto del acuerdo con Silence, filial del Grupo Acciona, para desarrollar una red de intercambiadores de baterías en estaciones de servicio de Cepsa. O en el innovador servicio de limpieza ‘car-wash’, más sostenible y digital, que cuenta con la opción de pago automático y modelos de suscripción, además de utilizar en torno al 80% de agua reciclada, jabones y otros productos de lavado con menos impacto medioambiental y electricidad limpia procedente de energía solar, según indican desde la compañía. Todo ello, soluciones que hacen de estos espacios auténticos ‘hubs’ de ultraconveniencia ajustados al presente.
Son algunos ejemplos que evidencian una realidad incuestionable: la de la digitalización como palanca de cambio a la hora de favorecer una tendencia eficiente y sostenible. Ambos compromisos muy ligados a la mejora de la vida de las personas y la salud del planeta. Con el futuro a la puerta, renovarse y adaptarse al nuevo entorno no es solo una forma de mejorar el rendimiento económico de una empresa, sino también de cambiar el mundo.
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