Miércoles, 7 de agosto de 2024
El período estival implica más tiempo libre, más horas de luz y una mayor exposición solar. Los rayos del sol influyen positivamente en el estado de ánimo de las personas al absorber el organismo la vitamina D, que ayuda a liberar las hormonas de la felicidad. Sin embargo, la comunidad médica lleva décadas advirtiendo de la importancia de proteger la piel ante la exposición a fuentes de luz, especialmente entre las 12:00 y las 19:00 horas, donde las temperaturas alcanzan cotas más altas.
Toda persona está expuesta a la luz, calor y radiación ultravioleta (UV) que emite el sol, que en cantidades excesivas pueden resultar perjudiciales para la salud. Por ello, la Organización Mundial de la Salud creó el índice UV solar mundial (IUV) que mide de 0 a 11+ la intensidad de esta radiación sobre la superficie terrestre y los efectos sobre la piel. Según esta escala, los valores inferiores a 2 no necesitan ningún tipo de protección; aquellos comprendidos entre 3 y 7 requieren de protección, mientras que para los superiores a 8 se recomienda una atención extra.
Así pues, siguiendo las recomendaciones sanitarias, el primer paso para evitar riesgos innecesarios es de sobra conocido: haga o no calor, sea un día nublado o con un sol radiante, la crema solar es la mejor compañera. Y, aunque ninguna ofrece una “protección total”, desde Quirón Prevención sugieren que el factor de protección del sol (FPS) sea como mínimo de 30. Y es que, cuanto más elevado sea el factor, mayor será la protección. Así, los FPS 15 tienen capacidad para filtrar el 93% de los rayos UVB; los FPS 30 consiguen filtran el 97%; los FPS 50 llegan al 98% mientras que los FPS 100 llegan a filtrar un 99% de estas radiaciones.
Sostenibilidad no solo en los envases
Junto al cuidado del cuerpo, la industria cosmética ha añadido la sostenibilidad como factor central con el lanzamiento de productos más respetuosos con el planeta. Como usuarios, ante un mercado que incluye un amplio abanico de posibilidades, también en lascremas solares podemos encontrar opciones que cuidan más el medioambiente.
Para ello, la principal diferencia reside tanto en los filtros físicos como en los químicos. En el caso de los primeros, que actúan a modo de pantalla bloqueando el paso de la luz a la piel, las cremas más sostenibles deben contener un filtro solar físico compuesto en la mayoría de los casos por óxido de titanio u óxido de zinc. Estos son más respetuosos frente a otros no biodegradables. En segundo lugar, estas cremas evitan en su formulación el uso de ciertos compuestos, con menor adaptación al entorno.
Pasando del contenido a la forma, los envases son otro factor con el que limitar su impacto ambiental. Cada vez es más común en la industria ver envases biodegradables o hechos con materiales reciclados. Por ello, te aconsejamos que leas detenidamente los materiales con los que está fabricado el artículo y su grado de reciclabilidad, así como el evitar embalajes innecesarios o la busca de un aprovechamiento óptimo del contenido. Estas pautas te ayudarán a la hora de elegir el protector solar que cuide tu piel, favoreciendo además el cuidado del medioambiente. Si el envase es de plástico, recuerda que debes reciclarlo. Aquí te damos las pautas para hacerlo.
Otras recomendaciones
Además del uso de fotoprotectores, la Asociación Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha elaborado un decálogo de buenas prácticas frente a los “evitables” efectos adversos de la exposición solar. Entre estas recomendaciones se encuentran:
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