Jueves, 20 de febrero de 2025
El mar siempre ha tenido una mezcla de belleza y misterio. Sus profundidades han despertado el interés de exploradores, científicos y curiosos en general. Y es que, bajo sus aguas, además de enormes criaturas y coloridos peces y corales, encontramos un ecosistema que muchas veces pasa desapercibido pero que es crucial para el equilibrio del planeta. Hablamos de los pastos marinos.
Estas praderas submarinas están formadas por plantas que se encuentran en aguas poco profundas en muchas partes del mundo. Son uno de los hábitats costeros con mayor cobertura en la Tierra, con una extensión superior a los 300.000 km2, abarcando unos 159 países. A diferencia de las algas, estas plantas poseen hojas, raíces y flores, lo que les permite fijarse al sustrato marino, absorber nutrientes del sedimento y reproducirse a través de semillas, desempeñando un papel esencial en la estabilidad de los ecosistemas costeros.
Desconocidas pero beneficiosas
Bajo una aparente fragilidad, los pastos marinos son el hogar y el refugio de miles de especies, desde pequeños caballitos de mar hasta grandes tortugas que encuentran en ellas un espacio para alimentarse y reproducirse. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), algunas especies que necesitan del pasto marino para obtener alimento y refugio están amenazadas, lo que convierte su protección en una prioridad ambiental. De hecho, muchos peces dependen de estos ecosistemas en sus primeras etapas de vida.
Otro de los beneficios de las praderas de pasto marino es su importante papel en la reducción de la erosión costera, ya que pueden disminuir la energía de las olas y las corrientes. Además de su papel como refugio, sustento y barrera natural contra la erosión, tienen un gran protagonismo en la mejora de la calidad del agua al filtrar y almacenar nutrientes. Las raíces y los tallos de los pastos marinos actúan como filtros naturales, atrapando sedimentos y nutrientes en suspensión que de otro modo enturbiarían el agua. Esta función de filtración contribuye a mejorar la calidad del agua en las áreas costeras y a mantener la transparencia necesaria para la fotosíntesis y el crecimiento de las plantas acuáticas.
Cuidando el ‘carbono azul’
Durante la fotosíntesis, estas praderas submarinas absorben dióxido de carbono del agua y lo convierten en compuestos orgánicos, almacenándolo en sus tejidos y en el sedimento marino. Este proceso no solo reduce la concentración de CO₂ en el agua, sino que también actúa como un amortiguador natural contra la acidificación, o proceso prolongado de reducción del pH de los océanos, protegiendo así la biodiversidad marina.
A pesar de que solo ocupan alrededor del 0,2% del fondo marino, las praderas marinas contribuyen a capturar alrededor del 10% del carbono almacenado por los océanos, el llamado ‘carbono azul’, y pueden retener carbono de la atmósfera hasta 35 veces más rápido que los bosques tropicales. Según el informe El océano como una solución al cambio climático: 5 oportunidades para la acción, del Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sustentable, la restauración de praderas marinas tiene un potencial de mitigación relativamente alto, pero no tan alto como el de la conservación de estos ecosistemas.
En mayo de 2022, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 1 de marzo como el Día de los Pastos Marinos. Afortunadamente, su importancia ha sido reconocida y está comenzando a ganar atención internacional, ya que su conservación y protección son fundamentales para mantener la salud de los océanos y la biodiversidad marina.
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