Miércoles, 8 de junio de 2022
El 22 de abril de 1970, más de 20 millones de norteamericanos salieron a la calle para exigir al Gobierno la creación de una agencia medioambiental en Estados Unidos. Esa movilización masiva fue impulsada por el senador de Wisconsin, Taylor Nelson, que desde 1960 promovía un movimiento a favor de la protección medioambiental.
En esa época, el medio ambiente no era una prioridad en la agenda política, pero la preocupación manifiesta de los ciudadanos obligó a las Administraciones a tomar partido, y el gobierno de los Estados Unidos creó la ‘Environmental Protection Agency’. Dos años después, en 1972, se celebró en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, la primera cumbre internacional sobre el medio ambiente, que sentó las bases de la toma de conciencia mundial sobre la interconexión existente entre los seres humanos, el planeta y el resto de seres vivos que en él habitan.
Ahí nació el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la agencia de la ONU encargada de establecer la agenda ambiental a nivel global que este año cumple 50 años, y sembró el germen para que se designase el día de la manifestación, el 22 de abril, el Día Mundial del Medio Ambiente.
De esta manera, se marcó en rojo una fecha más en nuestro calendario, ya repleto de días Internacionales oficiales –proclamados por Naciones Unidas–, días mundiales oficiales –impulsados por organismos adheridos a la ONU– y días no oficiales –declarados por otro tipo de asociaciones y colectivos que se establecen gracias a la aceptación popular y con el paso del tiempo–. Todos ellos señalados para sensibilizar, concienciar y llamar la atención sobre problemas relacionados con los derechos humanos, el desarrollo sostenible o la salud, entre muchos otros.
A lo largo de la historia, gracias a esa concienciación se han dado pasos significativos contra epidemias como el sida, cuyo día se celebra el 1 de diciembre. Sin embargo, en un mundo como el de hoy –tan vertiginosamente cambiante y convulso–, sigue siendo necesario dar voz y visibilidad recurrente a situaciones, problemas y reivindicaciones que aún nos preocupan.
Un claro ejemplo de ello es el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que conmemora desde 1911 la lucha por la igualdad efectiva de derechos de las mujeres en todos los ámbitos. Otra fecha señalada es el Día Internacional de la Juventud, que desde 1999 se celebra el 12 de agosto para promover en los jóvenes las ideas de paz y de tolerancia, como actores indispensables en cualquier esfuerzo de carácter global.
Durante estas jornadas, empresas y administraciones –ambos agentes de cambio– aprovechan para celebrar acontecimientos lúdicos y ligados a la comunicación para concienciar al público general y hacerle partícipe de una causa concreta.
Sin embargo, a pesar del impacto positivo que tienen estas festividades concretas, si queremos acelerar el camino hacia un mundo más próspero, hay que abordar los retos globales todos los días del año.. Porque para transformar primero hay que actuar, y para hacer del mundo un lugar mejor, no basta un solo día. Por ello, en Planet Energy vamos a publicar, de forma periódica, una serie de artículos en los cuales demos voz y visibilidad a situaciones, acciones y necesidades en la esfera de la sostenibilidad, el medioambiente y la energía, fuera de su propio día con el propósito de hacer de las reivindicaciones, una causa permanente.
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