Miércoles, 8 de junio de 2022
Las ciudades modernas se han configurado alrededor del automóvil, que actualmente ocupa gran parte de las vías urbanas. Con el tiempo, el uso cada vez más masivo de los vehículos privados ha provocado una degradación paulatina del aire y un malgasto de recursos. Por eso, de cara a construir las ciudades del futuro, más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente y las personas, han surgido revolucionarias iniciativas que buscan reinventar el concepto de movilidad urbana. Una de las pioneras es Zity, un servicio de ‘carsharing’ que nació en 2017 para ofrecer a los ciudadanos una nueva manera de desplazarse de forma libre, inteligente, asequible, limpia y compartida. Detrás de esta innovadora solución se encuentra el ingeniero industrial Javier Mateos, actual CEO de la compañía, que ha dedicado su carrera a mejorar los servicios energéticos y crear nuevas infraestructuras más digitales y sostenibles, más acordes a las necesidades de las sociedades del futuro.
Frente a otros modelos colaborativos nacidos de la revolución digital, el ‘carsharing’ eléctrico –el modelo que utilizáis en Zity y en el que habéis sido pioneros– no ha generado ninguna controversia. Es más, ha sido hasta aplaudido por entidades tales como la DGT. ¿Qué diferencia a este modelo de otros?
Estamos hablando de una modalidad de transporte urbano que, al incluir vehículos 100% eléctricos y de cero emisiones, provoca un impacto mínimo sobre el medio ambiente al evitar la emisión de gases contaminantes a la atmósfera. En nuestro caso, desde que pusimos en marcha el servicio hace cuatro años, hemos evitado más de 6.000 toneladas de emisiones de CO2. Es una modalidad de transporte que está respondiendo a las demandas sostenibles de unos ciudadanos cada vez más exigentes. Solo en Madrid, nuestra flota evita anualmente más de 2.500 toneladas de emisiones a la atmósfera, lo que equivale al consumo de energía de casi 300 hogares españoles al año. Además, la energía utilizada para la recarga de nuestros vehículos está certificada con garantía de origen de fuentes renovables.
Por otro lado, el modelo de Zity fomenta el uso intermodal de otros medios de movilidad como el transporte público y es entre ocho y diez veces más eficiente que el modelo privado: ocupando el mismo espacio en la ciudad que un vehículo particular, los compartidos se usan con más frecuencia. Por último, nuestros vehículos rejuvenecen el parque móvil español, ya que son renovados como máximo a los 4 años de uso y están equipados con tecnología de última generación que monitoriza en tiempo real el uso y ubicación de los vehículos, aportando una capa de seguridad adicional a la que un nuevo vehículo pueda traer de serie.
¿El ‘carsharing’ contempla únicamente la movilidad eléctrica o ve también factible la incorporación de otro tipo de movilidad sostenible como el hidrógeno o el gas (GNV o Autogás)?
Todo lo que implique mejorar el servicio desde un punto de vista sostenible será bienvenido para un modelo de negocio que busca proporcionar una alternativa de movilidad flexible y responsable. De ahí que estemos abiertos a ampliar –e innovar– nuestra flota con vehículos cero emisiones propulsados por otro tipo de soluciones ecológicas.
Las restricciones de desplazamiento durante 2020 afectaron especialmente a vuestro sector, que ahora parece estar recuperando su vigor. ¿Qué pasos habéis seguido en esa recuperación?
La pandemia ha dado lugar a un nuevo perfil de consumidor, uno al que le preocupa más el medio ambiente, que lucha contra el cambio climático y que, por lo tanto, busca alternativas más ecológicas y responsables a la hora de moverse por su ciudad. Esto es, precisamente, lo que ofrecemos en Zity, por lo que podríamos decir que nos encontramos en una posición muy privilegiada si tenemos en cuenta que este nuevo ciudadano nos ha ayudado a acelerar nuestra implantación como una alternativa de movilidad para el futuro próximo.
Ante un futuro que se antoja difícil de predecir, ¿puede la flexibilidad del modelo, que evita compromisos a largo plazo por parte del usuario, contribuir a su resiliencia?
Sin duda. No deja de ser un servicio de suscripción o de pago por uso, una fórmula que ya estaba funcionando en otros sectores y con la que los consumidores se sienten más tranquilos. De hecho, Boston Consulting Group prevé que el mercado de suscripciones a vehículos alcance una cifra entre 30.000 y 40.000 millones de dólares.
¿Cómo lucirían las calles de una ciudad en la que el ‘carsharing’ se consolide como la principal opción de movilidad?
Aunque el coche privado sigue siendo la opción que predomina en las urbes, es evidente que la tendencia ha cambiado en el último año: la movilidad sostenible ha llegado para quedarse. El propio Gobierno está impulsándola con diferentes medidas, entre las que se encuentra la desincentivación del uso del transporte privado en ciudad.
Además, es un hecho contrastado que las grandes ciudades europeas están adoptando y ejecutando planes de movilidad que limitan o impiden el uso del vehículo particular en las zonas más céntricas. Como ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid en su ordenanza de movilidad Madrid 360 ya establece restricciones claras y apuesta con la misma claridad por el fomento de modelos como el del ‘carsharing’ de Zity. La consecuencia de este tipo de medidas es clara: el vehículo particular tiene su espacio, pero este no es el centro de las ciudades. Muchos menos vehículos, principalmente eléctricos y compartidos, satisfarán las necesidades actuales para esos casos de uso y otros muchos.
El modelo de coches compartidos ya está dando un vuelco a la movilidad urbana, pero ¿podría conectar ciudades (y, sobre todo, pueblos)?
Varias investigaciones afirman que un coche compartido es capaz de sustituir hasta 20 vehículos privados, lo que implica una importante caída en el tráfico y la reducción de plazas de aparcamiento, más allá de acabar con las emisiones en las ciudades. Por eso el ‘carsharing’ es la solución ideal –y sostenible– para conectar ciudades y pueblos, aunque todavía queda mucho camino por recorrer para alcanzar este objetivo. Y es que, entre otros aspectos, el coche eléctrico sigue siendo una de las asignaturas pendientes en España debido a la limitada autonomía vehicular, el precio elevado o la insuficiente red de puntos de carga. En la actualidad, nuestro país solo cuenta con unos 150.000 vehículos eléctricos, muy lejos del objetivo de electrificación marcado por la Unión Europea, que pretende alcanzar los cinco millones antes de 2030.
Frente a la revolución tecnológica en un contexto de cambio climático, gran parte de las ciudades ven el concepto ‘smart city’ (una ciudad en la que las personas, empresas, datos y energía confluyen de forma inteligente) el modelo en el que inspirarse. ¿De qué forma pueden contribuir compañías como Zity a la construcción de estas urbes inteligentes?
La sostenibilidad y la innovación han formado parte de nuestro ADN desde que surgió nuestro servicio en España. Como bien dices, estos son los principales pilares que conforman las ‘smart cities’, por lo que somos la solución perfecta para impulsarlos. En términos de sostenibilidad, no generamos CO2, así que nuestro impacto sobre el medio ambiente es nulo. Y desde el punto de vista de la innovación, son muchas las iniciativas en las que hemos colaborado y pretendemos colaborar. Por ejemplo, hace un año llevamos a cabo un proyecto piloto de conducción segura en colaboración con Telefónica Empresas, Geotab y Mobileye a través del cual instalamos en 100 vehículos de nuestra flota de Madrid soluciones de telemetría y ayuda a la conducción para prevenir accidentes y, a la vez, obtener más información sobre nuestra flota con el objetivo de incrementar la seguridad de nuestros usuarios.
Hace unos años, comprar un coche propio era una de las principales inversiones en la vida de una persona. Ahora, los modelos de uso compartido calan en la mentalidad urbana. ¿Cómo puede influir esta disminución del apego a la propiedad en las sociedades del futuro?
Precisamente hace poco realizamos una encuesta sobre este tema y descubrimos que ocho de cada diez usuarios quiere seguir utilizando nuestro servicio a medio plazo y no tiene planes de comprar un coche particular. Zity ofrece todas las ventajas de un coche privado –y otros beneficios diferentes– sin el compromiso de tenerlo en propiedad. Por tanto, aunque el coche privado sigue siendo protagonista a la hora de desplazarnos por la ciudad, es evidente que la compra de vehículos está bajando en pos de otros modelos como el ‘renting’, cuyas matriculaciones crecieron un 34% en septiembre de 2021, según la Asociación Española de Renting. Nos encontramos ante consumidores cuyos hábitos se han transformado, sobre todo a consecuencia de la pandemia: es una ciudadanía más concienciada por el impacto que los coches tienen sobre el medio ambiente y que, por tanto, busca otras alternativas para desplazarse de forma más responsable y sostenible.
Bajo tu punto de vista, ¿qué crees que puede aportar a la transición energética la movilidad sostenible y, en concreto, los sistemas de ‘carsharing’ y ‘carpooling’?
Si estamos hablando de un servicio que no genera emisiones y, en nuestro caso, de un modelo donde toda la energía utilizada para la recarga de nuestros vehículos está certificada con garantía de origen de fuentes de energía renovables, su aportación a la transición energética de la sociedad es muy alta.
En definitiva, se trata de una alternativa de movilidad que podría ayudar a impulsar el cumplimiento de los 17 ODS de la Agenda 2030, algo en lo que estamos bastante rezagados aún, sobre todo como consecuencia de la pandemia que ha retrasado en años el progreso de la Agenda, tal y como afirma un informe reciente de Naciones Unidas.
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