Martes, 31 de enero de 2023
"Hoy no estamos en armonía con la naturaleza, al contrario, estamos tocando una melodía muy diferente, una cacofonía del caos tocada con instrumentos de destrucción". Estas fueron las palabras de António Guterres, secretario general de la ONU, durante la inauguración de la Conferencia sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas, celebrada el pasado diciembre en Montreal. La llamada de atención fue clara: la biodiversidad se está deteriorando a pasos agigantados.
Las causas son diversas, aunque algunas sobresalen entre otras. Según el informe ‘Planeta Vivo 2022’, elaborado por WWF, la agricultura, la sobreexplotación y captura debido a la caza y a la pesca, la deforestación, la contaminación y las especies invasoras son las amenazas principales contra la biodiversidad. En los últimos años, el cambio climático se ha sumado a esta lista. Según La Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, una de cada cuatro especies está en peligro de extinción. Esta situación lleva a la búsqueda de soluciones para frenar el deterioro de la diversidad biológica e intensificar los esfuerzos de los países.
50 años de lucha para proteger el medioambiente
Precisamente, esa preocupación por el cuidado del planeta se situó por primera vez en el centro del diálogo entre países en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972, conocida como la primera ‘Cumbre de la Tierra’. Veinte años después, con motivo del aniversario de esta cumbre, más de 170 países se reunieron en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, para abordar el impacto de la acción humana en el planeta. En este encuentro se firmó el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, un tratado internacional para promover medidas para alcanzar un futuro sostenible, y que actualmente cuenta con más de 190 partes contratantes. Las iniciativas giraban en torno a tres metas: conservar la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios obtenidos de los recursos naturales.
El pasado diciembre, en la última Conferencia de las Partes celebrada a raíz de este convenio, la COP15, más de 200 países aprobaron el ‘Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica’ posterior a 2020. En él se establecieron cuatro objetivos generales de cara a 2050: En primer lugar, restaurar los ecosistemas, reducir la extinción de todas las especies una décima parte y proteger las especies silvestres y domesticadas; en segundo lugar, fomentar la gestión sostenible de la diversidad biológica; en tercer lugar, que los beneficios monetarios y no monetarios de la utilización de recursos se compartan con los pueblos indígenas y comunidades locales, y, por último, que los medios para implementar las medidas estén al alcance de todos los países, especialmente para aquellos en desarrollo y los pequeños Estados insulares en desarrollo.
Salvar el 30% del planeta
El acuerdo de Kunming-Montreal recoge entre sus 23 metas, restaurar al menos el “30% de las zonas de ecosistemas terrestres, de aguas continentales, costeros y marinos degradados”. También anima a fomentar el desarrollo de sistemas de áreas protegidas para gestionar y conservar esos territorios, con el fin de evitar “la pérdida de superficies de suma importancia para la biodiversidad”.
Las especies en peligro de extinción también se han situado en el foco de la COP15. Los países urgen la adopción de medidas para proteger a especies amenazadas, reducir el conflicto entre el humano y la naturaleza, y fomentar la diversidad de las especies autóctonas y domesticadas. También hacen un llamamiento al fin de la sobreexplotación, una de las consecuencias de la pérdida de la biodiversidad en el mundo, y a la eliminación o mitigación de los efectos de introducir especies exóticas invasoras en los distintos ecosistemas.
El cambio climático, por otro lado, se ha situado en el centro del debate. Tras el anuncio del fondo de “pérdidas y daños” acordado en la COP27, la Conferencia sobre la Biodiversidad puso el foco en la importancia de reducir los efectos del calentamiento global en la naturaleza, haciendo hincapié en soluciones y estrategias basadas en los propios ecosistemas. Asimismo, alertaron sobre la importancia de controlar los efectos de la contaminación en el medioambiente, reduciendo al menos un 50% los nutrientes que se pierden, evitando el riesgo derivado del uso de sustancias químicas y reduciendo el vertido de residuos plásticos.
Soluciones ecológicas y más financiación
Proteger la biodiversidad no implica solamente cuidar el medioambiente y a las especies que viven en él. El deterioro de bosques, ríos, mares y océanos también afecta a nuestra salud. Por ello, es necesario un cambio integral en la sociedad, que incluya el aumento de las zonas verdes en las ciudades y la implementación de soluciones sostenibles como la expansión de las energías renovables o la reinvención de la industria alimentaria y agrícola. Una gestión eficiente de las superficies dedicadas a estas actividades deriva en una industria más respetuosa con la biodiversidad, y también mejora la productividad y el rendimiento de esos recursos naturales. En este sentido, la innovación, las nuevas tecnologías y la investigación científica son fundamentales para aplicar estas prácticas en el día a día de la sociedad.
Asimismo, todas las acciones destinadas a proteger la naturaleza deben ir de la mano con un cambio en los hábitos de consumo: desde fomentar el reciclaje hasta las nuevas formas de movilidad, pasando por evitar el desperdicio de agua y alimentos, la reducción de los residuos que generamos, el ahorro energético, el fomento de la economía circular y la moda sostenible.
Por último, al igual que en la lucha contra el cambio climático, la financiación es fundamental para salvaguardar la biodiversidad. Por ende, el marco mundial establecido en la COP15 también acordó aumentar la financiación para la protección del planeta, estableciendo la meta de al menos 200.000 millones de dólares para 2030 y animando a la movilización de recursos, la inversión público-privada y las sinergias.
¿Te ha parecido interesante?