Miércoles, 8 de junio de 2022
El vehículo eléctrico y el de hidrógeno se basan en dos tecnologías que confluyen en un mismo fin como es una movilidad sostenible y respetuosa con el medio ambiente, lo que las válida para ser las grandes protagonistas de las próximas décadas.
Una y otra tienen sus ventajas y desventajas, sus peculiaridades y un desarrollo diferente. Quizá en unos años reemplacen al binomio entre diésel y ‘super’ de las últimas décadas, y haya que decidirse entre coches eléctricos o de hidrógeno.
Las cifras de ventas de vehículos alternativos no dejan de mejorar y se aprecia que el consumidor apuesta cada vez más por nuevas tecnologías. Durante el primer trimestre de 2022, una de cada tres ventas ha sido de un turismo de cero o bajas emisiones, con el 35% de la cuota de mercado.
Los híbridos no enchufables son los que mayor número de ventas registran en los primeros compases del 2022 con 47.565 unidades y representando el 24% del total del mercado. Por su parte, los vehículos electrificados ya acumulan el 9,6% de las ventas en el primer trimestre, siendo los vehículos eléctricos y los híbridos enchufables el 4,31% y el 5,34%, respectivamente, de las matriculaciones registradas.
Por su parte, el mercado de los vehículos de hidrógeno en España es prácticamente inexistente, aunque ha existido oferta comercial desde 2015. De enero a marzo de 2022 tan sólo se matricularon en España diez unidades.
¿Cómo funciona cada tecnología?
La principal diferencia parte de que los vehículos eléctricos llevan batería —Battery Electric Vehicle (BEV)—, mientras que los de hidrógeno usan pila de combustible —Fuel Cell Electric Vehicle (FCEV)—.
Ambas tecnologías se pueden definir como vehículos eléctricos, con la diferencia de que el de hidrógeno en lugar de ser cargado conectándolo a la red eléctrica, genera la electricidad a bordo gracias a una reacción química. Es decir, no se carga a través de un enchufe, sino que contiene tanques que mezclan hidrógeno con oxígeno para crear la fuerza motriz.
Esta mezcla tiene lugar en una pila de combustible que genera electricidad y agua. La energía que resulta se almacena en las baterías para alimentar el motor, mientras que el agua restante se descarga en forma de vapor por el tubo de escape. Por su parte, los vehículos eléctricos funcionan con un motor eléctrico, que obtiene la energía de las baterías recargables instaladas en el automóvil.
Repostaje y autonomía
El llenado de un vehículo de hidrógeno se realiza de forma parecida al combustible actual, por lo que el tiempo no excede de los tres a cinco minutos. Por su parte, la recarga eléctrica no deja de dar pasos para ser cada día más rápida, permitiendo cargas en tan solo 20 minutos.
Para impulsar la descarbonización del transporte y la movilidad sostenible, Cepsa tiene previsto desarrollar el mayor ecosistema de movilidad eléctrica en España y Portugal, junto a Endesa, que en carretera alcanzará una ratio mínima de un cargador de 150 kW cada 200 kilómetros.
En cuanto a la autonomía también difieren. Los de hidrógeno disponen de una mayor posibilidad de kilometraje, parecida a los de gasolina, como ejemplo alguno de los pocos modelos que hay en el mercado español: Toyota Mirai (hasta 650 kilómetros) o el Hyundai Nexo (666 km).
Por su parte, los eléctricos tienen una autonomía más limitada, cambia mucho dependiendo el modelo, aunque se trata de una de las cuestiones en las que el sector realiza más inversión en I+D, con resultados que se dejan ver año tras año.
Desarrollo actual
Otra de las grandes diferencias está en el desarrollo de cada una de las tecnologías. Los coches eléctricos son una apuesta decidida desde hace años por parte del sector automovilístico mundial, con una gran variedad de versiones y modelos, mientras que los de hidrógeno todavía cuentan con una producción muy escasa, y la mayoría de marcas todavía no se han decidido por invertir en este tipo de energía.
Este hecho supone una gran diferencia en cuanto a posibilidades de recarga. Las estaciones y puntos de recarga de los vehículos eléctricos no dejan de crecer en España, y, por supuesto, en el resto del mundo, mientras que son muy escasos los puntos con hidrógeno.
Sin embargo, aunque la asociación de fabricantes de vehículos Anfac afirma que en España hay más de 11.000 puntos de recarga de todo tipo de potencia, la patronal señala que esta cifra es insuficiente y se encuentra por debajo de muchos países europeos. De hecho, propone un plan nacional para el despliegue de puntos de recarga para el vehículo eléctrico, con objetivos vinculantes y financiado por marcas, eléctricas y administraciones públicas, en el que se llegue en 2023 a los 70.000 puntos, en 2025 a los 100.000 y en 2030 a los 340.000.
Y es que recuerdan que la falta de puntos de recarga es una de las mayores barreras a la penetración del vehículo eléctrico en España, que está a la cola de Europa en electrificación, y destacan que si no se acelera esta infraestructura, el país, segundo productor europeo y octavo del mundo, perderá producción.
Aun así, esta cifra contrasta con el número de estaciones de repostaje de hidrógeno. En este sentido, Anfac y la Asociación de fomento del uso del gas natural y renovable (Gasnam) presentaron el "Mapa de despliegue de la red mínima de hidrogeneras" con la que debería contar España; unas 150 hidrogeneras antes de 2026. Asimismo, Cepsa anunció el pasado mes de marzo que impulsará la demanda de hidrógeno verde en el transporte por carretera, para lo que se ha fijado la meta de establecer en 2030 una estación de repostaje cada 300 kilómetros, en los corredores que conectan España con Europa.
Factor económico
El aspecto económico también hay que tenerlo en cuenta a la hora de analizar las diferencias entre una y otra tecnología. En este apartado destaca el alto precio de los modelos de hidrógeno, debido al escaso número que existen en el mercado. Como ejemplo, tanto el Toyota Mirai como el Hyundai Nexo están por encima de los 60.000 euros.
Según un estudio de la OCU y la Fundación Europea del Clima, en la actualidad un coche eléctrico es el que sale más barato si aprovechas la ayuda del Plan Moves III, tras analizar los costes totales de utilización de distintos tipos de coches.
El coste total del coche eléctrico suma 56.000 euros en 11 años de uso, según dicho estudio, frente a los 65.000 euros de un compacto con motor de gasolina, y los 89.000 de uno de hidrógeno.
En algo en lo que coinciden ambas tecnologías es en que cuentan con la etiqueta Cero Emisiones de la DGT, lo que significa grandes ventajas tanto en la adquisición, como en el uso de los mismos. Los compradores de estos vehículos deberán pagar el 21 por ciento de IVA, pero estarán exentos de abonar el impuesto de matriculación, que cuenta con diferentes tramos dependiendo de los gramos por kilómetro de CO2.
Apoyo europeo
La Comisión Europea quiere que para 2030 se instale al menos una estación de carga de hidrógeno cada 150 kilómetros de carretera de la red TEN-T de conexiones europeas, y se espera también que se desarrolle en otros sectores como el transporte marítimo, ferroviario o la aviación.
El pasado mes de marzo el Gobierno Español publicó la convocatoria por la que se regirá la concesión de las ayudas por un valor de 2.975 millones de euros correspondientes a la parte industrial del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del Vehículo Eléctrico y Conectado (PERTE VEC). Estas ayudas se completan con el Plan Moves III, el Programa Moves Proyectos singulares, el Programa Tecnológico de movilidad sostenible del CDTI, inteligencia artificial y vehículo conectado hasta llegar a los 4.300 millones de euros. De esta manera, el desarrollo del proyecto prevé una inversión total de más de 24.000 millones de euros en el periodo 2021-2023 entre inversiones públicas y privadas.
En definitiva, el coche eléctrico y el de hidrógeno, son dos tecnologías diferentes, que podrán coexistir en el futuro junto con otras fuentes de energía. Si bien la eléctrica va por delante, la de hidrógeno se sitúa como opción preferente para el transporte pesado, y podría ser una opción de futuro para los coches particulares, dado el interés que está suscitando en toda la industria el desarrollo de esta tecnología.
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