Martes, 18 de junio de 2024
El transporte supone el 15% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial, así que hace tiempo que el propio sector se propuso rebajar esa cifra y ser cada vez más sostenible. Pero no se trata solo de fabricar coches o motos eléctricas, sino también de ampliar las miras y fijar objetivos en torno al transporte pesado.
Un ejemplo de ello son los camiones eléctricos. Según datos de Anfac de 2023, en España se matricularon 313 vehículos industriales (ligeros y pesados). “La cuota de electrificación de los de menor tamaño y más destinados a la distribución urbana es de 3,7% frente al 0,6% de los camiones de más de 16 toneladas”, apuntan desde la patronal de fabricantes. Por su parte, en referencia al mercado europeo, Aedive (Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica) explica que “aunque los volúmenes de crecimiento de estos vehículos se duplican cada año en matriculaciones en la UE —en 2023 alcanzaron las 10.000—, todavía representan menos del 1% de las ventas totales”.
A nivel global, en 2023, se vendieron aproximadamente 54.000 camiones eléctricos, lo que supone un incremento del 35% con respecto al 2022. Es el primer año que la venta de camiones eléctricos supera a la de los autobuses. China, de nuevo, encabeza este ránking, asumiendo un 70% de las ventas, según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía.
Los camiones eléctricos funcionan de manera muy similar a cualquier otro vehículo eléctrico, aunque tienen dos retos extra: el transporte de carga pesada y el largo recorrido de sus trayectos. Dentro del sector, Tesla parece llevar la delantera al resto de competidores. Su modelo Semi, con una autonomía de 800 kilómetros y una carga de hasta 37 toneladas, es capaz de recorrer 1.735 kilómetros en 24 horas y más de 2.500 kilómetros en 48 horas, según la medición del Consejo Norteamericano para la Eficiencia del Transporte de Carga (Nacfe). Otros rivales, especialmente Volvo y Renault, luchan por hacerse con el primer puesto a través de modelos más económicos.
Un referente del sector como Renault Trucks también se posiciona en el mercado. Inició el primer tour europeo con un camión 100% eléctrico de 44 toneladas a finales de abril y está recorriendo más de 10.000 kilómetros a través de siete países. Además de presentar el nuevo camión en más de 60 localizaciones, su objetivo es demostrar que la movilidad sostenible en el transporte pesado es una realidad, ya que circula por las principales vías de comunicación y dispone de localizaciones de recarga eléctrica ultrarrápida para completar la ruta por España en las Estaciones de Servicio de Cepsa.
Ventajas del camión eléctrico
Repasamos los principales beneficios de la adopción de los camiones eléctricos en el sector del transporte:
Retos del camión eléctrico
Los camiones eléctricos se perfilan como la alternativa para un transporte sostenible, pero se enfrentan a algunos desafíos:
"Los camiones eléctricos se están empezando a utilizar para rutas cortas y medias", asegura Marcos Basante, presidente de la Asamblea General de la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (Astic), "pero su mayor peso (tres toneladas más que un camión diésel actual), su menor alcance y la escasez de la cobertura de puntos de recarga hacen que no parezca factible su implantación de forma significativa para el transporte internacional a corto plazo".
En su opinión, por tanto, "es crucial que los gobiernos, tanto a nivel europeo como español, no discriminen ninguna fuente de energía limpia, sino que incentiven su uso acelerado, permitiendo que las empresas elijan libremente qué alternativa verde utilizar para propulsar sus vehículos, según sus necesidades y rutas específicas".
Por tanto, en aquellos sectores, como el transporte pesado donde la electrificación no es tan sencilla, entre las alternativas sostenibles que destaca Basante se encuentran el bioetanol o el biobutanol. Estos biocombustibles de segunda generación están elaborados a partir de residuos orgánicos que no compiten con la alimentación (de segunda generación) y son capaces de reducir hasta un 90% las emisiones netas de CO2 en todo su ciclo de vida con respecto a los combustibles tradicionales. Además, poseen una ventaja importante: no es necesario cambiar los motores actuales para su uso. Sin olvidar otras alternativas que están en vías de desarrollo como el hidrógeno gaseoso, que ya tiene nuevos fabricantes dispuestos a iniciar la producción en serie de vehículos de transporte pesado.
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