Miércoles, 24 de julio de 2024
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a finales de 2021, había en España 4.986 municipios de menos de 1.000 habitantes, donde vive el 3% de la población. La conocida como España vaciada, con mayoría de personas en edad avanzada, sufre la escasez de servicios y de medios de transporte. Por eso, para ellos, los servicios itinerantes son una alternativa sostenible
Los bibliobuses, que acercan libros y otros materiales a pueblos sin bibliotecas, son un ejemplo histórico de estos servicios itinerantes. El primer ‘carro-biblioteca’ surgió en 1905, en Estados Unidos, y en diciembre de 1953 comenzaron a funcionar los primeros bibliobuses españoles por el extrarradio de Madrid. Más de 70 años después, el lema del Día del Bibliobús de 2024 —el 28 de enero— ha sido “Bibliobuses para no dejar a nadie atrás”, y esta frase demuestra su poder sostenible y social, ya que llevan la cultura allá donde económicamente no interesa o no se puede tener una biblioteca de forma permanente.
El presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles (ACLEBIM) y responsable de los bibliobuses de León, Roberto Soto, resalta a Planet Energy que dando este tipo de servicio a numerosas localidades mediante un solo bus realizan “una única inversión, una inversión relativamente pequeña para la amplitud del servicio”.
A ello hay que añadir la sostenibilidad social, puesto que, bajo su experiencia, el bibliobús mitiga la soledad de las personas, sobre todo mayores, “que reciben el bibliobús como si fuera una fiesta, porque no solo les deja entretenimiento y conocimiento para un amplio periodo de tiempo, sino que además les permite contar sus inquietudes a alguien que les va a escuchar, y ponerse al día con sus vecinos”.
Soto cuenta que hay vehículos con baterías de litio o placas solares para abastecer los ordenadores o el sistema de climatización, y que el primer bibliobús eléctrico ya ha recorrido las carreteras de Finlandia.
Comercio ambulante con sostenibilidad
En ocasiones ni siquiera un pequeño comercio sobrevive en un pueblo. Más allá de los bares, cohesionadores de tantas comunidades rurales, las tiendas escasean o incluso ni existen, y los vecinos se las tienen que apañar para hacer la compra. En algunos municipios, el panadero reparte el pan cada mañana, y la carne y la fruta llegan con la venta ambulante. Precisamente estos mercados itinerantes también pueden ser herramientas de sostenibilidad.
Lo demuestran iniciativas como la de diez pueblos de Guadalajara de entre 15 y 135 habitantes. Sus vecinos adquieren productos básicos de una tienda física a través de teléfono o internet y una furgoneta eléctrica los lleva a la puerta de su casa o a unas taquillas inteligentes que hay en cada pueblo. En el catálogo se encuentran productos de comarcas cercanas, por lo que además se potencia el comercio local. El presidente de la Mancomunidad de Municipios Alto Tajo, Enrique Collada, es claro con esta iniciativa sostenible: “Contribuye a mejorar la calidad de vida de los vecinos”.
Mientras tanto, en Villangómez, un pueblo burgalés de unos 200 habitantes, están ideando un mercadillo ambulante 2.0. Contaría con una parte física, una zona de venta ambulante junto a unas taquillas refrigeradas donde dejar y recoger pedidos; y una parte digital, con una plataforma en la que comerciantes y productores pongan a la venta sus productos. Para el alcalde de la localidad, Gonzalo Ausín, con esta iniciativa “se busca dar vida a los pueblos”, pues contar con venta ambulante atraería visitantes fijos a la población.
Por su parte, Amazon cuenta con un programa para que los pequeños comercios distribuyan sus pedidos entre los municipios, lo que también sirve para mantener población y para hacer entregas más sostenibles.
Médicos rurales y sostenibilidad
El consumo de tiempo y emisiones al medioambiente de los médicos rurales es grande. Según un estudio del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), el 45% de los médicos rurales realiza más de 50 kilómetros diarios para asistir a la población y un 25% más de 100 kilómetros.
El doctor Keith Albert Foo, presidente de la Sociedad Gallega de Medicina General y de Familia y médico rural en el centro de salud Laza-Verín, explica a Planet Energy que estos sanitarios “se enfrentan a innumerables desafíos logísticos, geográficos y a menudo climáticos, demostrando una fortaleza y compromiso que van más allá de lo común”.
Foo cuenta que sus medios de transporte pueden ser variados, del coche a la bicicleta pasando por ir a pie, y que la tecnología ayuda a que su trabajo sea más sostenible: “La telemedicina, la teleconsulta y nuevas tecnologías como la ecografía clínica, la dermatoscopia y la interpretación de imágenes con IA no solo facilitan el trabajo del médico de familia, sino que también evitan desplazamientos innecesarios”.
Cómo moverse y educar en zonas rurales
Ante la falta de líneas de autobuses que lleven a localidades más grandes, o cuando los horarios son imposibles, compartir coche entre vecinos elimina las barreras de transporte y se muestra como una alternativa sostenible con el medioambiente y la economía. Por ejemplo, Kudea Go! informa de los medios de transporte entre zonas rurales de Navarra (taxis, autobuses, alquiler de bicicletas…) y también de las personas que comparten plazas libres en sus trayectos de coche.
BlaBlaCar, app para compartir coche en trayectos largos, cuenta con un algoritmo de paradas inteligentes, para que los usuarios soliciten a los conductores bajarse en los pueblos por los que va a pasar su ruta, sin necesidad de que estos los añadan manualmente en su viaje. Esto ha servido para que los servicios hayan llegado a numerosas localidades de menos de 100 habitantes: en 2022, la compañía conectó 646 pueblos con menos de 100 personas, un 160% más que en 2021.
¿Y los pequeños? Pensar en sostenibilidad y colegios rurales no significa solo que el alumnado de los pueblos reciba y practique buenas prácticas medioambientales. Significa cuestionarse cómo hacer una escuela más sostenible en recursos sin que los niños pierdan calidad educativa. Entre las preocupaciones de los padres han surgido los costes de transporte hacia una localidad con colegio o el mantenimiento de las infraestructuras, pero los progenitores también resaltan que el menor ratio de alumnos se traduce en una atención más personalizada; con ello, se mejora el aprendizaje y se refuerza la sostenibilidad social de las pequeñas comunidades.
De la cultura a la comida, de la sanidad a la educación, los servicios itinerantes se muestran como fuerzas sostenibles de la economía, el medioambiente y la sociedad. Sin ellos, las pequeñas comunidades estarían menos cohesionadas entre sí y con el entorno que las rodean.
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