Jueves, 17 de noviembre de 2022
La crisis climática es una realidad que está provocando un cambio en nuestros hábitos de consumo. Con la producción de electricidad renovable como uno de los principales motores de la transición energética, el coche eléctrico se plantea como una alternativa sostenible y real. Es cierto que todavía no se ha alcanzado el nivel de autonomía que ofrecen los vehículos tradicionales, pero visto el desarrollo del sector en la última década –-en 2021, las ventas de vehículos eléctricos alcanzaron los 6,6 millones de unidades, representando un 9% de las ventas mundiales, frente al 4,1% en 2020— posiblemente serán mayoritarios en nuestras calles en las próximas décadas. Pero ¿qué beneficios aporta este tipo de medio de transporte frente a los de combustión?
Imagina respirar aire (más) limpio a pesar del tráfico o salir a la calle y escuchar solo las voces de los niños jugando y la gente hablando. Así podría ser una ciudad –o cualquier localidad, en realidad– por la que solo circulasen vehículos eléctricos. Esos mismos que, durante su funcionamiento, no emiten ni CO2 ni ningún otro contaminante. Según un informe elaborado por la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, un coche eléctrico emitiría un 67% menos de dióxido de carbono que un modelo similar que utilice combustibles fósiles. Pero no solo eso: al no emitir ruidos ni vibraciones, son coches más eficientes y agradables en la convivencia. Y, por si no fuese suficiente, en la mayoría de ciudades pueden aparcarse gratuitamente en la vía pública. Además, las restricciones de circulación en las zonas de bajas emisiones no les afectan.
Tipos de puntos de recarga
Pero no todo es un camino de rosas en ese nuevo mundo electrificado que los conductores empiezan a descubrir. Si bien el coche eléctrico abre toda una ‘carretera’ de oportunidades para cuidar del medio ambiente y seguir al volante, hay un bache en el camino que deberíamos solventar. De hecho, ya se está en ello: y es que una de las grandes preguntas que plantean los usuarios una y otra vez versa sobre los puntos de recarga. Porque a la hora de cargar la batería de los coches eléctricos, hasta ahora no siempre ha sido sencillo encontrar dónde hacerlo. Por suerte, cada vez hay más puntos disponibles, sobre todo en las grandes ciudades. Y su número no para de crecer, tanto en espacios públicos como en viviendas privadas.
Aunque se siguen investigando y desarrollando diferentes alternativas, hoy por hoy existen varios tipos de recarga para vehículos eléctricos en función de las características de este y las necesidades que tengamos. “El vehículo eléctrico ya es una realidad, y la recarga no es un problema porque hay opciones que se adaptan a tu vida para evitar que tu vida se adapte a la movilidad eléctrica”, señala David García Mencera, responsable de Desarrollo de Negocio de New Mobility en Cepsa. La recarga en destino es la principal modalidad a día de hoy: se realiza en casa o en el centro de trabajo, principalmente. Es una recarga lenta, a baja potencia, que permite cargar la batería al completo en unas 8 horas. Para este tipo de recarga se usan cargadores de pared o tipo wallbox.
La recarga con control dinámico de potencia, por otro lado, consiste en un sensor que se integra dentro del punto de recarga, pensado sobre todo para la realizada desde la red eléctrica de una vivienda. Está pensado para equilibrar la carga del vehículo con el uso de otros electrodomésticos para evitar que haya cortes en el suministro –aunque se recomienda enchufar el coche por la noche–.
Otro tipo de recarga es la que se llama recarga de oportunidad. Esta recarga es la que hacemos cuando vamos a un centro comercial, a un parking público, a un restaurante, al gimnasio, etc. La potencia es un poco superior que la carga en destino y permite recargar la batería en unas 4 horas. Los cargadores que se suelen usar también son los de pared.
Los puntos de recarga en poste –también llamados ‘pole’– son fácilmente reconocibles, pues suelen estar presentes en estaciones de servicio, en la calle, en algunos edificios de empresas o de en edificios públicos. Permiten rápida cargar la batería en 40 minutos, o en menos de 20 minutos la ultra-rápida. Sin embargo, no se debe abusar de ellos, pues pueden llegar a afectar al rendimiento de la batería.
Por último, también existen los puntos de recarga ultrarrápida, tanto en estaciones de servicio como en otras localizaciones en las ciudades y corredores. Estos dispositivos ultrarrápidos permiten cargas completas de baterías en tan solo 20 minutos. Son los que emplean, por ejemplo, los camiones recientemente comercializados por Tesla, con recargas ultrarrápidas de 350 kV. Este tipo de recarga ultrarrápida se hace imprescindible en países como España, donde se estima que entre el 70% y el 75% de los vehículos duermen en la calle y no podrían recurrir a la recarga en destino o garaje. Dentro de la estrategia ‘Positive Motion’, Cepsa se ha comprometido, junto con Endesa, a instalar 20 puntos de recarga ultrarrápida cada semana en España y Portugal, con el objetivo de que haya al menos uno cada 200 kilómetros de carreteras de la península para 2030.
Y si no encuentras un punto de recarga, podemos usar lo que se llama recarga portátil: se realiza a través de un cable especial cargador que se enchufa a la red eléctrica, bien con un conector para enchufe convencional o industrial. Esta recarga permite cargar 100 kilómetros en 8 horas.
Una tipología que de momento se encuentra en fase experimental son los puntos de recarga inalámbricos o carga por inducción. Funcionan de forma similar a los cargadores de móviles de última generación: por inducción, a través de una plataforma de carga que funciona gracias a un dispositivo enterrado en el pavimento. Son una alternativa que se configura como una de las mejores opciones en las ciudades, ya que no es necesario enchufar el vehículo en el puesto de carga. También se han realizado experiencias piloto con este sistema bajo las carreteras, de forma que los vehículos se puedan ir cargando a medida que circulan, evitando paradas y dotándoles de más autonomía.
Cada vehículo, cada conductor y cada hogar tiene sus propias características, por lo que escoger la opción de carga adecuada para cada uno es esencial. Ante la duda, la mejor opción es acudir al fabricante y prestar especial atención a sus recomendaciones. Porque, sin duda, cada día estamos un paso más cerca de esas carreteras silenciosas y esas calles menos contaminadas que la movilidad sostenible dibuja en el horizonte de nuestras ciudades.
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