Jueves, 23 de noviembre de 2023
Los sectores de la industria y el transporte llevan décadas haciéndose una pregunta: ¿cómo podemos reducir nuestras emisiones? Si queremos que España sea neutra en carbono para 2050, ¿de qué manera podemos reducir la huella hasta eliminarla? Es una pregunta que, en realidad, comparte con otros sectores como el energético, ya que varias de sus materias primas son comunes.
En las últimas décadas se han puesto en valor alternativas energéticas que tengan características similares a los combustibles fósiles, pero con un reducido impacto medioambiental. Y es aquí donde entra en juego un combustible poco conocido aún: el biometano.
¿Qué es el biometano y cómo se usa?
El biometano es un gas renovable que, como ya habrás adivinado, tiene una gran concentración de metano, que es el que precisamente le da la condición de combustible. Se obtiene a partir del biogás, que, a su vez, se produce mediante un proceso natural de descomposición de residuos orgánicos biodegradables agrícolas, ganaderos e industriales.
Para producir biometano, el biogás debe ser sometido a un proceso de depuración llamado upgrading. En él, se separa el CO2 del resto de componentes que tiene, aislando el metano y aumentando su concentración hasta un 95%. Al proceder en última instancia de residuos orgánicos, la sustancia resultante será llamada biometano. Es precisamente este origen de la materia prima lo que le da el carácter renovable y permite reducir hasta en un 100% las emisiones de CO2 respecto al gas natural.
Si tienes leves conocimientos de química, habrás visto que la composición del biometano y la del gas natural es bastante similar, por lo que el biometano tiene las mismas aplicaciones: puede utilizarse para la generación de electricidad y calor en hogares e industrias, emplearse para producir hidrógeno verde o como combustible en el transporte, si se comprime o se licua. Ambos tienen usos idénticos, pero, como vemos, el biometano contribuye de manera definitiva a la economía circular (por los nuevos usos de los desechos con los que se inicia su producción) y potencia la descarbonización de los sectores en los que se emplea. Favorece, por tanto, la transición energética. Además, las plantas de producción de biometano también a al desarrollo económico sostenible del mundo rural, al impulsar sectores como el agrícola y el ganadero.
El objetivo de Cepsa: hasta 15 plantas en España
En este contexto, Cepsa se ha marcado una meta: gestionar en 2030 una cartera de proyectos de biometano de cuatro teravatios hora al año (TWh/año), equivalente a la energía suficiente para 650.000 hogares. “Nuestro objetivo principal con la producción de biometano es sustituir al gas natural en los procesos industriales de nuestros Parques Energéticos y, especialmente, para la producción de hidrógeno verde”, indican fuentes de la compañía.
Con la finalidad de avanzar en este objetivo, la energética ha firmado una alianza con Kira Ventures para desarrollar hasta 15 plantas de biometano en la España peninsular para 2030. Las cinco primeras plantas, en las que ya se está trabajando, se ubicarían en Castilla-La Mancha y Castilla y León y podrían estar operativas entre 2025 y 2026.
Estas utilizarán residuos agrícolas y ganaderos, como estiércol y purines, entre otros, de las zonas donde se implanten. Las instalaciones serán 100% sostenibles, ya que emplearán para su funcionamiento energía eléctrica de origen renovable y aprovecharán el calor generado por el propio biogás. El desarrollo de estas plantas representa un paso más en la estrategia de Cepsa para descarbonizar sus actividades y avanzar en la transición energética.
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