Martes, 22 de agosto de 2023
El deporte no es ajeno a la lucha por descarbonizar el planeta y poco a poco comienza a concienciarse de que es necesario tomar medidas para reducir o neutralizar la huella de carbono que supone la práctica deportiva profesional. Así, son cada vez más las entidades u organizaciones deportivas que ya ejecutan o plantean acciones para que sus eventos reduzcan las emisiones asociadas a su celebración.
Un ejemplo del impacto del deporte es el propio Mundial de Qatar, celebrado a finales del año pasado. En materia de emisión de CO2, según el informe oficial de la FIFA denominado Greenhouse Gas Accounting Report, la cita supuso, en total, la emisión de unas 3,6 megatoneladas de dióxido de carbono. Los datos serían superiores si se atiende a otras fuentes, como la consultora Greenly que situó las emisiones totales y reales en seis millones de toneladas, el equivalente a las emisiones de 750.000 hogares estadounidenses durante un año.
No obstante, el mundo del fútbol va dando pasos en favor de la descarbonización. Prueba de ello es el programa ‘Forever Green’del Real Betis. Se trata de una plataforma de sostenibilidad para empresas e instituciones que quiere aprovechar el poder del deporte más popular del planeta para ayudar a salvarlo. Es un compromiso fundado por el Real Betis con el propósito de concienciar a la población sobre la necesidad actual de luchar contra el cambio climático.
Precisamente, en la primera gala de sostenibilidad de este programa, tuvo un especial protagonismo el club inglés Forest Green Rovers, reconocido por su compromiso con el planeta y considerado por la FIFA como el más sostenible del mundo. El Forest es propiedad de un multimillonario Dale Vince, que lo compró hace más de una década, transformando completamente el club, no a nivel deportivo sino en el apartado ecológico. Primero modificó los hábitos alimentarios, luego construyó un nuevo estadio, el Ecopark, de madera, con un césped que no utiliza pesticidas ni productos químicos, regado gracias al agua de unas cisternas que acumulan el agua de lluvia, aparte de disponer de placas de energía solar en todo el estadio.
Pero hay deporte más allá del fútbol. El golf se ha convertido en un ejemplo de esa respuesta del ser humano para un planeta mejor, gracias a la reducción del uso del agua, por medio de agua regenerada, el uso de plantas más sostenibles, y la ayuda que suponen sus instalaciones para reducir la huella de carbono.
Un estudio de la Real Federación Española de Golf apunta a que casi el 60 por ciento de los campos de 18 hoyos o más, utilizan para su riego agua regenerada o desalada no apta para el consumo humano.
Otro caso es el del motor y, en especial, la Fórmula 1, cuya organización ya lleva años trabajando en minimizar el impacto de sus eventos. En 2019 implantó un programa, "F1 Net Zero 2030", cuyo objetivo es reducir sus emisiones totales en un 50%.
Para ello, se trabaja en reducir el número de viajes y desplazamientos del personal de los equipos, que supone dos tercios de la huella que se genera. Se está reordenando el calendario de la competición, siguiendo criterios de cercanía geográfica, para agrupar las carreras más cercanas entre sí, y se estudia introducir operaciones a distancia para reducir los transportes, el rediseño de sus contenedores de carga, o el uso de energía renovable en sus oficinas.
Asimismo, la propia Fórmula 1 ha anunciado que está introduciendo combustibles 100% sostenibles en sus coches de competición y de servicio, lo que reducirá sustancialmente las emisiones asociadas.
Los grandes eventos toman conciencia
Los Juegos Olímpicos son el otro gran acontecimiento del mundo del deporte y su próxima parada es París 2024. Y cómo no podría ser de otra forma, el tema medioambiental tiene un papel protagonista. Así, el Consejo de Administración de París 2024 aprobó una estrategia climática que se compromete a organizar los primeros Juegos Olímpicos y Paralímpicos del mundo con una contribución positiva al medio ambiente.
Y es que las organizaciones deportivas van tomando conciencia de la situación que atraviesa el planeta, y de la mano de la ONU muestran su voluntad de iniciar cambios con la firma del nuevo Marco de Acción del Deporte para el Clima, en el que figuran organizaciones como el Comité Olímpico Internacional (COI), la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA) y la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA), la Federación Internacional de Vela, los Juegos Olímpicos de París 2024 o la Liga Mundial de Surf.
Con este movimiento, no sólo se pretende reducir la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de los eventos deportivos, sino también aprovechar la popularidad de los deportistas y la pasión de los aficionados para acelerar el cambio de comportamientos y sensibilizar a la opinión pública.
En paralelo, son muchas las empresas ligadas al deporte como patrocinadoras, que demandan un compromiso por el medioambiente y en la lucha contra la huella de carbono. Es el caso del Open de tenis femenino de Valencia o el Open de España de golf, que implementan una serie de medidas para compensar la totalidad de la huella de carbono que generan.
El BBVA Open Internacional de Valencia se convirtió en el primer torneo de tenis del mundo en compensar su huella de carbono. Todo ello, gracias a la puesta en marcha de medidas de ahorro energético, reciclaje y reducción de emisiones. Además, se incluye la compensación de la huella a través de dos proyectos impulsados por la empresa Climate Trade.
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