Miércoles, 21 de febrero de 2024
Es probablemente la energía renovable más desconocida y menos explotada. Pero cada vez va a estar más presente en los planes energéticos de medio mundo. La geotermia se nutre de las altas temperaturas que existen en el interior de la Tierra, que van desde los 15°C de la superficie a los 4.000°C que rigen en el núcleo.
Según datos de la Agencia Internacional de Energía, la generación de electricidad a partir de fuentes geotérmicas aumentó un 2% anual el año pasado, aunque eso supone un descenso respecto al ritmo que se había alcanzado en los cinco años anteriores. Turquía, Indonesia y Kenia son responsables de la mayor parte de este crecimiento y se espera que lo sigan siendo porque tienen una disponibilidad de recursos abundante y sin explotar.
Su carácter 'limpio' ha atraído el interés de fortunas como la de Bill Gates que invierte en investigación y desarrollo de esta alternativa energética a través de su fondo Breakthrough Energy Ventures (BEV, o Emprendimientos Energéticos Innovadores). Ahora en España, Canarias protagonizará los primeros sondeos profundos para explorar el potencial de esta fuente de energía que llaman del futuro. Para entenderla, ha que tener en cuenta estas cinco claves.
La geotermia es una fuente de energía que está almacenada bajo la superficie terrestre en forma de calor. Por eso, está fuertemente ligada a volcanes, aguas termales, fumarolas y géiseres y es más fácil de encontrar en zonas donde tienen estos fenómenos.
Para utilizar la geotermia, el agua caliente se bombea desde las profundidades del subsuelo a través de un pozo a alta presión. Cuando el agua llega a la superficie, la presión disminuye, lo que hace que el agua se convierta en vapor, que hace girar una turbina, que está conectada a un generador que produce electricidad.
Después, el vapor se enfría en una torre de enfriamiento y se condensa nuevamente en agua. El agua enfriada se bombea de regreso a la Tierra para comenzar el proceso nuevamente.
Durante el siglo XXI se ha intentado, sobre todo, sacar partido de lo que se denominan yacimientos geotérmicos profundos, dado que pueden ser aprovechados para la producción de electricidad tras la estimulación del yacimiento. Sin embargo, buscar e investigar estos yacimientos es algo costoso en términos económicos, dado que es necesario emplear tecnologías muy sofisticadas.
Además, una de las complejidades es poder transportar esta energía que nos llega desde el interior de la tierra, por lo que el uso de esta energía ha estado limitado en gran medida a zonas en las que la geotermia se puede transportar (agua en la fase líquida o vapor) para transferir el calor desde zonas calientes profundas hasta cerca de la superficie, dando origen a los recursos geotérmicos.
El uso directo del calor es una de las formas más antiguas, versátiles y comunes de la utilización de la energía geotérmica. Las aplicaciones en baños, calefacción ambiental y distrital, en agricultura, acuicultura y algunos usos industriales constituyen las formas más conocidas de aprovechamiento.
Por todo eso, las aplicaciones más frecuentes de este tipo de energía son la producción de electricidad, cuando se trata de yacimientos de alta temperatura (superiores a los 100-150°C), o los usos térmicos en los sectores industrial, servicios y residencial, para temperaturas por debajo de los 100°C, ya sea de forma directa o a través de bomba de calor geotérmica (calefacción y refrigeración) para temperaturas muy bajas (por debajo de los 25°C).
En cuanto a los aprovechamientos geotérmicos de muy baja temperatura mediante bomba de calor, muy habituales en otros países europeos, están comenzando a desarrollarse en España y se espera un importante auge para los próximos años.
La gran ventaja de estos sistemas es que las condiciones geológicas para su aprovechamiento son poco exigentes ya que prácticamente en la totalidad del territorio se puede aprovechar este tipo de recursos energéticos del subsuelo. Se trata de una tecnología eficiente para calefacción y refrigeración con unos destacados ahorros energéticos.
La energía geotérmica se comenzó́ a investigar en España tras la crisis energética de 1973. La responsabilidad de evaluar si una zona del subsuelo español tiene potencial geotérmico recae en del subsuelo en España es acometida por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), que ya en 1976 redactó el primer Inventario General de Manifestaciones Geotérmicas en el Territorio Nacional.
Con estos informes en la mano, se puede deducir que España tiene una estructura geológica propicia para la presencia en el subsuelo de recursos geotérmicos, como lo demuestran la presencia de aguas, el que tengamos una actividad sísmica frecuente (aunque de baja intensidad) así como la presencia de volcanes.
Pese a que la energía geotérmica fue ampliamente estudiada durante los años setenta y ochenta, especialmente para su uso en la calefacción, los proyectos no salieron adelante por distintos motivos, principalmente económicos, y el desarrollo del área geotérmica acabó paralizándose.
Pese a todo, en los últimos tiempos el IDAE está promocionando y apoyando con subvenciones y ayudas para la instalación de la geotermia en diferentes espacios.
Según este organismo, España acoge el mayor recinto del sur de Europa climatizado con esta energía: el Recinto Modernista de Sant Pau. Destacan otros grandes proyectos actuales como la construcción del distrito Madrid Norte, en el que está previsto que las viviendas cuenten con esta energía para sus sistemas de climatización y para lo que se ha obtenido una importante subvención de los fondos europeos.
Entre otras razones, la geotermia no deja de ser una fuente de energía renovable y que, por tanto, puede contribuir a la reducción de emisiones de carbono y a que dejemos de depender de los combustibles fósiles.
Sin embargo, la tecnología geotérmica aún no está en camino de alcanzar los incrementos de generación de 13% netos que serían necesarios cada año de aquí al 2030. Según la Agencia Internacional de la Energía, para lograr esos incrementos se necesitan políticas para reducir los costes y abordar los desafíos asociados con los riesgos previos al desarrollo para ampliar el despliegue de recursos geotérmicos para la generación de energía.
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